SALUTACIÓN A LOS LECTORES

Este blog de análisis y reflexión, nace con la pretensión de contribuir al debate sobre el futuro y la SOStenibilidad del Sistema Sanitario Público en España, desde la óptica de los valores y principios de la Bioética, asumiendo la calidad y la excelencia como imperativos éticos.

lunes, 24 de octubre de 2011

BICICLETAS, SALUD, RIESGO Y RESPETO


Nadie pone en duda lo saludable que es el uso de este vehículo de transporte personal y propulsión humana. La actual bicicleta  tiene ya casi dos siglos y está en pleno uso…. tanto que se cataloga  a una determinada ciudad, como más o menos moderna, según la cantidad de ellas que se ven por sus calles.
Es sana, ecológica, sostenible y económica: está presente en nuestro imaginario colectivo, recordándonos a ciertos países donde su uso es mayoritario (China , Holanda, etc.)
El ciclismo es uno de los deportes más valorados y seguidos, constituyendo sus competiciones, auténticos eventos internacionales: Tour de Francia,  Giro de Italia, Vuelta a España…. Los “esforzados de la carretera” son reconocidos y admirados por todos.
Este invento está unido a la infancia-adolescencia de cada uno de nosotros y constituye un alegre y simpático símbolo del inicio de nuestra libertad y autonomía personal.
Lo expuesto y mucho más, en defensa del artefacto… pero la cuestión a analizar ahora es: el exclusivo hecho de ir montado en una bicicleta… ¿concede derecho de paso absoluto, por cualquier lugar, en todo momento?
¿Tiene lógica que las aceras de nuestras ciudades, hayan devenido en un espacio hostil, arriesgado y peligroso, a causa de las bicicletas?
Como bien la define el diccionario, se trata de un “vehículo” que no funciona a motor, pero no por ello pierde su naturaleza de artilugio móvil y potencialmente lesivo (para quien lo monta y para terceros… que además no lo disfrutan).
En un contexto de escaso respeto hacia el interés y el derecho del otro, la legión de ciclistas que inundan los ámbitos reservados, hasta ahora, a los peatones, se constituye en una de las mayores amenazas urbanas de nuestro tiempo.
Es verdad que faltan carriles exclusivos, que es lo que garantizará la convivencia entre unos y otros, pero... su ausencia no justifica el constante riesgo de atropello, al que estamos expuestos los que caminamos sobre nuestros zapatos.
El ciclista suele proteger su cabeza con un específico casco, pero tiende a descuidar la protección de quienes pasean o deambulan, en una dinámica de sorteo de “bultos andantes” con los que, antes o después, acaba colisionando, normalmente para perjuicio del más débil, por desprotegido y por desprevenido.
Yo he asistido al alcance de un niño, por un atolondrado ciclista que se permitió el lujo de afear la conducta a su madre, por no haberlo tenido suficientemente bien sujeto, evitando que se soltara de su mano (todos sobre la misma acera, por supuesto). En ningún momento se interesó por el daño causado y rápidamente se marchó, montado en su ecológica máquina, por si alguien lo identificaba. Es cierto que una mezquina conducta como la descrita, no permite la generalización del rechazo, pero me temo que no se trata de un solo caso.
Lo anterior contrasta con la actitud mantenida por algunos de estos ciudadanos-deportistas, cuando, circulando por el llamado carril-bici, observan que algún caminante ha “invadido” su territorio. Aparte de pitarle, gritarle y amenazarle con no parar, con frecuencia le insultan estrepitosamente, por el hecho de pasear “por donde no le corresponde”
Lo dicho para bicicletas, es perfectamente aplicable a los de las motocicletas. Los hay que atraviesan plazas y calles peatonales, hasta aparcar su moto donde más les interesa, si es posible, justo en la puerta de su empresa, o del bar al que acuden, sin miramiento alguno hacia quienes por allí se mueven y poco o nada conscientes de la alta potencialidad lesiva del vehiculo que conducen.
En conclusión: A favor de lo saludable, pero en contra del escaso o nulo respeto al otro y de la pésima educación colectiva, también demostrada con este motivo.
Valga como crítica a la absurda e ilegal tolerancia-permisividad, mantenida hacia estas peligrosas conductas, por parte de la autoridad competente… (¿)
¡Si sano es el ejercicio y defendible la bicicleta, más protegible aún, debería ser la integridad física de las personas!

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