SALUTACIÓN A LOS LECTORES

Este blog de análisis y reflexión, nace con la pretensión de contribuir al debate sobre el futuro y la SOStenibilidad del Sistema Sanitario Público en España, desde la óptica de los valores y principios de la Bioética, asumiendo la calidad y la excelencia como imperativos éticos.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Mediterráneo, inmigración y mestizaje


Prácticamente todo nos ha llegado por el mare nostrum… Hasta tal punto es así que nuestra cultura, carácter,  gastronomía, folclore, forma de vida e idiosincrasia son genéricamente denominados  “mediterráneos”.
A nadie le sorprendió que, cuando se encuestó a la población sobre “la canción de nuestra vida”, fuera elegida la balada de Serrat.
Él, que es un genial poeta, supo sintetizar en unas cuantas estrofas lo que significa ser y sentirse mediterráneo… y todos nos vimos reflejados en esa simbólica e inolvidable composición musical.
Fenicios, griegos, cartagineses, romanos, bizantinos y árabes, entre otros, por este mar llegaron, cruzándose con la población autóctona.
Nos identificamos con el Mediterráneo como los suizos con los Alpes o los rusos con la Siberia. Su luz, su bondad climática, su riqueza y su belleza forman parte de nuestra historia y están incorporadas a nuestro código genético.
Y por allí, ahora nos viene la inmigración africana y, en menor cantidad de momento, la asiática (no sólo a España, también a Italia y a Grecia)
Hace 40 años, oí afirmar al profesor D. Carlos Osorio, catedrático de fisiología de la facultad de medicina de Granada, que el futuro era, con seguridad, el mestizaje. Su mérito no fue acertar en la “profecía” sino formularla en el año 1973.
Lo argumentó basándose en que los europeos somos pocos, blancos, y casi no nos reproducimos, mientras que los africanos son muchos, negros, y procrean generosamente… Nada tienen, el continente de la “abundancia” está muy cerca y lo ven constantemente (TV)… Similar situación a la de USA respecto a América Central y Sudamérica, pero aquí la diferencia de riqueza es abismal y, consecuentemente, el problema surge con mayor gravedad.
Ahora, los sociólogos intentan analizar y explicar el constante drama que acontece en nuestro mar…
Creo que las palabras del Prof. Osorio, más que una sutil intuición, formulaban una sensata predicción.
Sucede que, siendo ése (el mestizaje) nuestro destino irremediable, antes sufriremos frustrados intentos de evitarlo, que resultarán penosos, lamentables y trágicos.
Están cantados los rebrotes xenófobos, racistas, proteccionistas y ultra-nacionalistas. Ya han aflorado en otros países europeos y no tardarán en surgir movimientos similares en el nuestro: sus banderas serán el rechazo y la intolerancia.
Se exacerbarán los fundamentalismos ideológicos y religiosos, amparados en el miedo al otro, al extranjero del sur, que llega en masa con escasa dote que aportar, a parte de su disponibilidad para trabajar y sus deseos de mejorar, con distinto color en la piel, extrañas creencias, ajenas y arraigadas costumbres, otras lenguas y muy poco que perder… si exceptuamos el riesgo de morir en el intento.
Lo que está por venir es muy complicado. La socialdemocracia y, su más noble logro, el estado del bienestar, desgraciadamente sucumbirán.
Andalucía y Levante fueron el crisol de España y ahora nuestra nación, junto con las otras ribereñas del sur, será el crisol de una Europa muy distinta a la actual.
Sin que haya desaparecido la mítica “amenaza amarilla” (al contrario) brotan con desmesurada efervescencia la subsahariana, la islamista y la del extremo oriente (India, Pakistán, etc.).
Si unimos esto al cambio climático, se evidencian muy serias repercusiones, con desbordamientos en la seguridad, la educación, la sanidad y el mercado de trabajo (hacia la precarización y el  inevitable abaratamiento).
¿Qué hacer desde una óptica ética, cívica, democrática y solidaria?
¿Intentar integrarlos a todos?
¿Devolverlos, instaurando una rara suerte de puente aéreo-naval?
¿Dónde?, ¿A qué país?
¿Quién los reconocerá como propios y aceptará su regreso? ¿A cambio de qué?
Fracasados esos intentos… ¿Algún gobierno, alguna vez, será capaz de ordenar a su armada, cañonear pateras repletas de sin papeles?...
Sólo es cuestión de tiempo, miedo, histeria colectiva e instinto de supervivencia: nosotros no lo veremos pero, superados ciertos umbrales, nuestros descendientes lo vivirán casi con certeza.
¿Va a ser factible aquello de la alianza de civilizaciones?
¿Qué tipo de conjunción pacífica será posible entre sociedades y culturas tan dispares?
¿Cuánto esfuerzo acarreará aceptarlo y asumirlo?