SALUTACIÓN A LOS LECTORES

Este blog de análisis y reflexión, nace con la pretensión de contribuir al debate sobre el futuro y la SOStenibilidad del Sistema Sanitario Público en España, desde la óptica de los valores y principios de la Bioética, asumiendo la calidad y la excelencia como imperativos éticos.

lunes, 18 de abril de 2011

PATERNIDAD PUTATIVA


Del Latín Putare, consideración. De ahí el término castellano “reputación” y sus derivados.
Según el diccionario, se aplica al familiar que se tiene como propio sin serlo.
Tal era el caso de San José, “Padre Putativo” de Jesús, ya que no lo era biológico. Por la costumbre de escribir las iniciales PP, al pie de sus esculturas, nació el hecho de llamar “Pepe” a todo el bautizado como José.
La paternidad, respecto al hijo putativo, suele ser asumida  como natural aunque legalmente no equivale a la adopción ni genera las mismas obligaciones y derechos recíprocos. Es bastante frecuente en esferas específicas, como son el mundo académico, el sanitario y el jurídico.
No es raro que los discípulos de quien es reconocido como maestro, lo tengan por su padre putativo.
Nada es más valioso que la sabia impregnación del acervo cultural, profesional y vital del otro, derivado del contacto intelectual con él.
El que es realmente maestro, lo es sin proponérselo.
Ya hemos citado aquí el Juramento Hipocrático, donde goza de un gran arraigo el concepto que comentamos. Allí  se declara literalmente: Juro tener al que me enseñó este arte en igual estima que a mis progenitores, compartir con él mi hacienda y tomar a mi cargo sus necesidades si le hiciese falta (traducción del Prof. Diego Gracia)
Poco satisface más al maestro que la constatación de que, tras dilatada trayectoria docente, ha terminado creando escuela.
Esto significa mucho para él, al objetivar que su enseñanza ha sido lo suficientemente fértil como para fructificar y perpetuarse, más allá de su presencia y existencia biológica.
El discípulo ostenta una categoría superior al alumno, es un continuador de la obra, la filosofía y los valores propios, algo  similar a lo que se espera del hijo.
Teniendo en cuenta que nada hay más importante y gratificante que el hecho de ser padre, contar además con algún hijo putativo es sumamente reconfortante.
Esa relación debe ser generosa y desinteresada, como lo es todo lo tocante a la paternidad, estimulando y animando al profesor, como persona y como docente, porque muchos,  siendo ambas cosas (profesores y docentes) nunca llegarán a ser reconocidos como maestros.
Para finalizar, enfatizar en la irreversibilidad de la paternidad. Tal vez sea este vínculo, el único al que jamás podremos renunciar. Cuando el bebé de muy pocos días se nos agarra al dedo pulgar, con escasa fuerza y extraordinaria ternura, no somos conscientes de que ya nunca nos soltará…
Eso es lo trascendental de ser padre y, por extensión, ésta es la suerte de tener un hijo putativo. La clave está en la noble reciprocidad y en el enriquecimiento mutuo.

En agradecimiento a Elena García Quiñones, abogada que ejerce en el complicado mundo del Derecho Sanitario (tan cercano a la Bioética y a la Medicina Legal) porque, jocosa y entrañablemente, se siente “hija putativa” y como tal es apreciada.




No hay comentarios:

Publicar un comentario