SALUTACIÓN A LOS LECTORES

Este blog de análisis y reflexión, nace con la pretensión de contribuir al debate sobre el futuro y la SOStenibilidad del Sistema Sanitario Público en España, desde la óptica de los valores y principios de la Bioética, asumiendo la calidad y la excelencia como imperativos éticos.

martes, 19 de abril de 2011

HOMBRE DE PESO, NO DA EL PERFIL


Frecuentemente describimos como hombre de peso, al varón de excelente trayectoria profesional.
Es un concepto tan asumido, que no precisa aclaración ni explicación alguna.
Se dice del político destacado, del experimentado médico, del académico, del brillante investigador, del científico, del profesor conferenciante, o de cualquier otra persona, muy cualificada, que ha conseguido triunfar en su actividad.
Raro es no terminar la presentación de un ponente, con la síntesis comentada: ante ustedes, un auténtico hombre de peso.
Además de lo anterior, últimamente está de moda la constante referencia al perfil de cada cual: si es, o no es, el adecuado. En definitiva: si dá o no dá el perfil.
Si das el perfil, estás salvado
… pero si no es así: malo
La has fastidiado
Independientemente del abuso que se hace de ambas metáforas, el problema surge de su obligada e imposible simultaneidad: ¿Cómo voy a tener un buen perfil, siendo un hombre de peso?
¿Es posible la ética sin la estética?
¿Estamos dispuestos a perdonar la estética, a cuenta de la ética?
La tolerancia es uno de los valores en alza, pero… ¿también para con el del manifiesto sobrepeso?
Hoy asumimos que todos son inocentes, mientras no haya sentencia firme (…si alguna vez se alcanza).
Admitimos, bromeamos, convivimos y cenamos con el “sospechoso” de enriquecimiento fraudulento, con el “presunto” implicado, con el “supuesto” deshonesto… y con sus “señoras”. Todo sea por la presunción de inocencia, por las garantías procesales y por el buen nombre del no condenado… ¡Que para eso están los tribunales!... lentos, pero seguros
¿Qué pasa mientras con el gordo? Con ése: ¡caña! ¡Caña al gordo!
Aún siendo un “hombre de peso”… o precisamente porque lo es.
Las paradojas son parte esencial de la vida social y no es raro encontrar al “de peso” (con limpia, esforzada y noble trayectoria), cuestionado, afeado y criticado por el “sospechoso”, el “supuesto” y el “presunto”, y todo porque “no da el perfil”… o lo tiene manifiestamente mejorable.
Generosidad y aceptación siempre para con el otro (incluida su otra: legítima o no), para eso están la educación, la cortesía y las buenas formas… y con el del discreto sobrepeso y su legítima… lo dicho ¡caña!.. ¡En interés de su salud!
¿Acaso son sanos la mala conciencia, la incertidumbre derivada del temor a que salga a la luz lo oculto o el miedo a la delación del cómplice-correligionario? ¿Seguro que duermen bien?
¿Para que están la madurez, el sentido común, la discreción y el conocimiento (aunque sea de oídas) de que existe la Genética, condicionando casi toso, también el perfil?
¿Es tan fácil adelgazar como dejar de ser mafioso?... lo primero cuesta mucho, lo segundo, al parecer, cuesta aún más.
Los kilos de sobra pueden tener origen metabólico, familiar, infantil, psicológico, incluso sociológico… Normalmente se trata de un compendio de todos esos orígenes.
Es muy importante la estética y hay que intentar perseguirla (o lo que es lo mismo: cuidarse), pero… ¿Qué hay de la ética?
Si aceptamos al infame, al corrupto, al mezquino, al miserable, al tacaño y a veces al delincuente (mientras la Justicia no se pronuncie, e  incluso después) ¿Por qué no algo más de generosidad respecto a los hombres (y damas) de peso?

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