SALUTACIÓN A LOS LECTORES

Este blog de análisis y reflexión, nace con la pretensión de contribuir al debate sobre el futuro y la SOStenibilidad del Sistema Sanitario Público en España, desde la óptica de los valores y principios de la Bioética, asumiendo la calidad y la excelencia como imperativos éticos.

lunes, 19 de agosto de 2013

Ausencia de bagaje: viajero sin equipaje


Los hay incapaces de transmitir: unos porque carecen de acervo y otros porque, aun teniéndolo, no lo saben proyectar  a los demás; sus hijos, fundamentalmente.  No se trata sólo de procurarles educación, instrucción, formación o ilustración.
Lo anterior es importante, pero el bagaje es síntesis de impronta cultural. Hablamos de tradiciones, costumbres, afectos, leyendas, citas personales y familiares, medias verdades, anécdotas, exageraciones, fabulaciones, vivencias, emociones, sucesos novelados, cuentos, narraciones, fanfarronerías, anhelos, batallas, éxitos, frustraciones, logros, fracasos, proyectos y sensaciones. Todo ese compendio: recibido, asumido y asimilado, constituye un enorme caudal, intangible y heredable. Las personas que carecen de esa riqueza, siempre arrastrarán una irreparable carencia… porque sólo se puede adquirir durante un determinado y limitado momento vital: la infancia y la adolescencia.
Después, se obtendrán títulos académicos, concursos y oposiciones, éxitos profesionales y económicos… pero sin un sólido bagaje personal, sin la confianza y la seguridad que otorga ese inconmensurable conjunto de sabiduría, intuición, destreza, sensatez y hasta religión…   difícil será conseguir madurez y óptima preparación.
Sólo con mucha inteligencia, para hacer crítica de lo propio, y siendo una esponja respecto de lo  ajeno, se podrá mitigar, en parte, ese grave déficit estructural.
Por lo expuesto, considero obligada la implicación directa y activa de los padres, en el equipamiento intelectual de sus hijos… y no sólo la de ellos, también la de quienes les rodean (conocida es la máxima que defiende la necesidad de toda una tribu para educar acertadamente a un solo niño).
Los valores, tan defendidos y tan frecuentemente mal entendidos, son conceptos morales: personales, familiares y sociales, que precisan para su interiorización, de todos los que acompañan al infante, en su capacitación: no es sólo misión de la escuela, pero tampoco es exclusivamente de la familia, porque vivimos en comunidad.
Son transmisores los padres, abuelos, tíos, primos mayores,  vecinos y amigos, como después serán los maestros y profesores de enseñanza media.
Favorece esta dinámica acumuladora, la identificación con más de un lugar geográfico (por el origen de los progenitores, la vinculación estival/vacacional, la tradición familiar, etc.)  
Ese legado, conformado por empatía, cercanía, calidez, generosidad, humildad, altruismo, nobleza, tolerancia y solidaridad, se adquiere más en casa y en su entorno cercano, que en las otras instituciones, imprescindibles para modelar, complementar y homogeneizar lo aprendido en el hogar.
Tal vez el prestigio, la grandeza y la utilidad de la familia española,  se fundamente en estos tres pilares:
Tertulia… Como vehículo de comunicación oral
Mimetismo… Por la imitación del ejemplo real
Refugio… El que siempre ofrece la casa paterna
En recuerdo, homenaje y agradecimiento a mi tía-abuela Graciana Felices y a mis tíos Juan Guevara y  Cristóbal Abadíe, incansables contadores de historias.

 

miércoles, 7 de agosto de 2013

Sin ética, la política es patética


                     


Es muy lamentable experimentar una sensación de hartazgo, derivada de las continuas y contundentes sospechas de corruptelas (y corrupciones) de los dirigentes que gobiernan nuestro país, y de los que lo han gobernado.
Tras el debacle anterior, en el que casi todo fue fanfarria y falso buenismo (si acaso, salvaría la Ley de Dependencia… si dinero hubiera para desarrollarla), esperábamos: más seriedad, preparación y honestidad.
¿Qué tenemos a día de hoy?: fundadas sospechas de lo contrario.
Con acertado criterio, se habla cada vez más del PPSOE, ya que la alternancia no parece ser mucho más que esto: el recambio periódico de los unos por los otros, para perpetuarse todos ellos en el poder, a costa de quién exclusivamente vota y paga: el Pueblo soberano.
Perplejidad es lo que se proyectó en el reciente debate parlamentario, celebrado el día 1 de este mes. El presidente del gobierno no explicó nada de lo que interesaba y el jefe de la oposición se rasgó las vestiduras ante tamaña decepción… como si a los de su partido, lo de la corrupción les fuera algo ajeno, lejano y desconocido.
También se escandalizaron los representantes de los partidos hegemónicos catalanes y vascos, dado que en sus respectivos territorios y con sus correspondientes gobiernos, ni atisbo de corrupción parece haber habido (incluso existiendo ya sentencias firmes).
Si colectivamente no somos rematadamente estúpidos:
¿Cuáles son las claves?   
¿Seguro que no hay una mejor alternativa para el uso útil, sensato y racional de nuestro voto?
¿Estamos condenados a ser liderados por quienes han dado sobradas muestras de incoherencia, inoperancia y cinismo, cuando no de delincuencia?
En Cataluña, al CiU. En el País Vasco, al PNV. En el resto de España, al PPSOE… y en ello estamos.
Mi paisano, el experimentado periodista Ángel Montiel, titula su columna, en el Diario La Opinión de Murcia, “La feliz gobernación”… pues eso: sigamos así, de generación en generación, que para ello existen las organizaciones juveniles de los partidos, para tomar el relevo e imitar lo que han visto y vivido , ya que a sus mayores (sus referentes), muy bien que les ha ido.
Y en medio, la crisis del estado de bienestar: pensiones, sanidad, educación, empleo, dependencia, investigación, justicia, seguridad, obra pública, etc.… ¡Menudo panorama!
¿Qué tal una vuelta a la enseñanza de nociones básicas de Filosofía, en los estudios de Bachiller, incluido el mensaje consistente en que no es aceptable la política sin la ética?
Estaría bien que, incluso antes de esto, en la escuela, cuando se les enseña a los niños a leer y a escribir las primeras letras, en lugar de ponerles en el encerado el manido: “mi mamá me ama”,  “yo amo a mi mamá”, probáramos a fomentarles el espíritu crítico, haciéndoles repetir, una y otra vez, frases como éstas:
 1-La honradez es lo primero.
 2-Importan la verdad y la transparencia.
 3-Nunca comulgaré con ruedas de molino.