SALUTACIÓN A LOS LECTORES

Este blog de análisis y reflexión, nace con la pretensión de contribuir al debate sobre el futuro y la SOStenibilidad del Sistema Sanitario Público en España, desde la óptica de los valores y principios de la Bioética, asumiendo la calidad y la excelencia como imperativos éticos.

miércoles, 9 de enero de 2013

ARROGANCIA VERSUS IGNORANCIA



A pesar de que muchos de ellos obtuvieron títulos universitarios, los conozco que son tan ignorantes como arrogantes. Esta mezcla es, lamentablemente, bastante frecuente. Aparece en todos los ámbitos: sólo hay que observar el triste, patético y esperpéntico panorama que ofrecen nuestros políticos (con escasas excepciones).
Quienes son así, enmascaran su incapacidad y falta de rigor con una penosa exacerbación de las prerrogativas que les otorga su estatus profesional o social.
Es pavoroso enfrentarse a los que, en ausencia de conocimiento y competencia, esgrimen la altanería y la soberbia, para ocultar su pobreza cultural e intelectual.
Se sienten detentadores de la verdad absoluta, no molestándose en analizar cualquier opinión que no coincida con la suya. Sólo valoran el discurso del que comparte con ellos privilegio, posición e ideología.
Estos personajes, pagados de si mismos, nunca ejercen la autocrítica, ensimismados como están en su “sabiduría”. Con extraordinaria facilidad, censuran y rechazan cualquier planteamiento discordante, descalificando con radicalidad la actitud del que desarrolla su trabajo sin oropel ni boato… pero sí, con decencia, seriedad, acierto y eficacia.
Suelen leer poco… porque “no lo precisan”, y además, cuando lo hacen, no asimilan. Solamente se dispensan reconocimiento entre ellos, rodeándose exclusivamente de sus correligionarios: en incompetencia, injusticia y necedad.
Desconocen el proceso de valoración del otro: de lo que es y de lo que hace… porque  su mundo (el ajeno), ni les atrae ni les interesa: por  inferior, nimio y equivocado.
Están convencidos de ser un selecto club de “escogidos por derecho propio”, con absoluta desproporcionalidad, respecto al  esfuerzo que han realizado para disfrutar del lugar que ostentan. Se auto-atribuyen  el buen gusto y la exquisitez, convencidos como están, en su estupidez, de que constituyen auténticas élites (etimológicamente: elegidos).
Son y están “ellos con ellos mismos”. Fuera de sus círculos (profesionales, económicos, sociales, políticos… y hasta religiosos), nada les motiva, ni les inquieta, ni les conmueve. Esgrimen una escalofriante frialdad afectiva y una nefasta insolidaridad social. Las escasas veces que contactan, sin querer, con las carencias humanas  (enfermedad, hambre, sufrimiento, marginación, atraso y ausencia de lo más elemental), las consideran circunstancias  rechazables… pero formando parte de un inescrutable y misterioso “proyecto superior” que también incluye la presencia del mal en la Tierra. A veces se muestran caritativos… pero nunca, verdaderamente comprometidos.
Transmiten esa miseria a sus cachorros, perpetuándola cual huevo de la serpiente.
Como no consideran a nadie, cuando “circulan”, lo hacen con la luz larga, no siendo conscientes de que, al cruzarse, deslumbran y arrojan fuera de la carretera, al que conduce correctamente con la corta.
Tampoco reflexionan sobre la maldad de su comportamiento, lo que les impide mirar por el espejo retrovisor y percatarse de que molestaron o lesionaron al que no iba en su misma dirección: la única que aprecian como acertada.
Se creen educados y no lo son, porque no entienden de respetos. Lejos de su ambiente,  todo es vulgaridad, ordinariez y zafiedad. Viven pendientes de su reputación, en ausencia de verdadero prestigio. Les inquieta, hasta el punto de atormentarles, la pérdida de la línea o el discreto sobrepeso, ya que cultivan, antes que nada, su aspecto exterior, porque saben que su mundo interior (el de los valores nobles, los afectos sinceros, las reflexiones profundas, las dudas existenciales y las sensibilidades altruistas) es casi inexistente.
Exclusivamente comentan logros y éxitos propios o muy cercanos, "vendiendo" reiteradamente  sus planes,  tan glamurosos como inútiles. Si les surge alguna dificultad, siempre será culpa de los que no son como ellos, ni están entre ellos.
Eso sí: reclaman toda nuestra atención a su problema, porque siendo el suyo, tiene que devenir, por fuerza, en el de todos.
Permítaseme el atrevimiento de manipular, descontextualizándolos y adaptándolos al caso,  los versos de dos  inmortales poetas andaluces:

Antonio Machado:

         Envueltos en sus andrajos (mentales)
         Desprecian cuanto ignoran

Federico García Lorca:

        Tienen, por eso no lloran
        De plomo la calaveras.