SALUTACIÓN A LOS LECTORES

Este blog de análisis y reflexión, nace con la pretensión de contribuir al debate sobre el futuro y la SOStenibilidad del Sistema Sanitario Público en España, desde la óptica de los valores y principios de la Bioética, asumiendo la calidad y la excelencia como imperativos éticos.

viernes, 26 de octubre de 2012

HOMO ETICUS






Ignacio Camacho, columnista del diario ABC, dedica una de sus entregas a José Saramago, premio Nóbel de Literatura, describiéndolo como un “homo eticus”
Creo que esa referencia al portugués universal es tan sintética como acertada. Después, en el texto de su colaboración periodística, añade: “era un pesimista indómito plantado como un árbol solitario en el horizonte de la banalidad contemporánea”
Conste mi total identificación con el entrecomillado, también con el siguiente: “por encima de sus intransigentes convicciones y de sus ofuscados pronunciamientos políticos brilló la dignidad decente y orgullosa de su sólida estructura moral”… ¡con razón le premiaron el artículo!
Tenía Saramago declarado que las tres enfermedades del hombre actual eran: la incomunicación, la revolución tecnológica y la vida centrada en el triunfo personal.
Para él “no había duda de que la búsqueda incondicional del triunfo personal implica la soledad profunda, esa soledad del agua que no se mueve, hasta tal punto que, el nombre que tenemos sustituye a lo que somos”
¡Que alejado está esto de algunos de los perfiles, parodiados en anteriores entradas de este blog!

Afirma Camacho que Saramago “era un referente de otra época, un trascendentalista aferrado a su terca conciencia moral frente al relativismo complaciente y frívolo de la posmodernidad, la tecnología y el consumo”
Todos, también los médicos, tenemos mucho que aprender de este grande e insustituible humanista.
¡Cuidado con la fascinación tecnológica, con el consumismo sanitario y  con la frivolidad respecto a la ciencia médica, a sus objetivos y a sus capacidades!
Como en tantas otras ocasiones, un personaje (en este caso sí: su trayectoria, su obra y su grandeza intelectual y humanista, llenan de contenido esa palabra) que no estudió Medicina (ni ninguna otra licenciatura) y que no era un enfermo (de hecho fue longevo),  brilla y se constituye en un impresionante referente para facultativos y pacientes.
Valga este escrito como homenaje al gran autor ibérico desaparecido, que afirmaba no haber sentido, jamás en su vida, la necesidad de triunfo, carrera, reconocimiento o aplauso.