SALUTACIÓN A LOS LECTORES

Este blog de análisis y reflexión, nace con la pretensión de contribuir al debate sobre el futuro y la SOStenibilidad del Sistema Sanitario Público en España, desde la óptica de los valores y principios de la Bioética, asumiendo la calidad y la excelencia como imperativos éticos.

lunes, 5 de marzo de 2012

MENOS MUROS Y MÁS PUENTES






Se atribuye a Isaac Newton, para muchos el mayor científico de la historia, el comentario que da título a este artículo.
La verdadera importancia de su enunciado, reside en el momento en el que se formuló: comienzos del siglo XVIII. No eran tiempos de concordia, ni de “alianzas de civilizaciones”… y sin embargo, fue el gran físico, filósofo, teólogo y matemático quien empleó esa brillante y noble metáfora, plenamente válida, tres siglos después.
Ambos, los muros y los puentes, son fruto de la arquitectura y la ingeniería, y del empeño y la inteligencia humanos al servicio de las personas, pero… mientras el muro separa, divide y distancia, el puente consigue todo lo contrario; comunica, une y agrupa: personas, proyectos, inquietudes y voluntades.
Hasta hace relativamente pocos años (1989) sufrimos en Europa la realidad de una espantosa pared separadora, no sólo de la unidad alemana, sino de dos concepciones políticas y sociales, antagónicas y enfrentadas.
No es el muro de Berlín el único que nos ha tocado conocer; Ahí está el recientemente levantado por Israel, cuyo pueblo, paradójicamente, es el que más persecución y violencia tuvo que soportar, a cuenta del espantoso, vergonzoso y odioso holocausto.
Es cierto que constantemente se construyen impresionantes estructuras, capaces de conectar países y culturas, también lo es que nuestros mares y océanos están atravesados por una ingente cantidad de cables submarinos, que acercan las orillas naturales a la velocidad de la luz, también por oleoductos que permiten el desarrollo de unos, utilizando (y pagando) la energía que está almacenada en el subsuelo de otros.
Lo lamentable es que, simultáneamente a esas obras públicas, nacen rigideces separadoras que establecen trabas a la concordia y a la colaboración… tal es la actual estructura de nuestro sistema público sanitario, formado por 17 servicios regionales de salud.
¿Tiene sentido no poder acudir, ante una urgencia médica, al hospital más cercano, porque corresponde a distinta autonomía?
¿Para eso ha servido aquello de acercar la administración al administrado?
¿Tiene lógica perder soberanía y moneda nacional, en interés del largamente deseado puente a Europa, y simultáneamente, generar y enfrentar  sensibilidades regionales con barreras, igual de  contundentes que las arquitectónicas?
¿Estamos en el camino correcto?
¿Podemos considerar lo descrito como una de las metas u objetivos de los redactores de la Constitución?
¿Era esto lo que queríamos cuando la aprobamos por amplia mayoría, en democrático referéndum?
¿No será que, en el noble intento de resolver el problema secular español (catalán y vasco), se nos ha ido de las manos el Estado?
Y si así fuera… ¿Hay vuelta atrás?
¿Debemos permanecer siempre cautivos de lo que, tal vez haya sido una loable solución fallida: por carente de lógica, por ineficaz, por insolidaria y por costosa? ¿No es de sabios, rectificar?
Tras la dictadura, se acertó en muchas decisiones, consiguiéndo ser un referente internacional, estudiado en las universidades más prestigiosas del Mundo.
¿Fue un error la España de las autonomías?
¿Son irreversibles las transferencias de Educación, Justicia y Sanidad?
¿Realmente queremos un país cuyos únicos signos identificativos comunes, sean la Lotería Nacional, los buzones de Correos y la Guardia Civil (…de momento)?
Es preferible que los muros constituyan un interesante vestigio de antiguas civilizaciones, como lo es la muralla china.
¡Más integraciones y menos separaciones!